Las migraciones en América Latina y la relevancia del Pacto Mundial
América Latina está viviendo uno de los años de mayores movimientos migratorios en su historia con varios focos a lo largo de la región.
América Latina está viviendo uno de los años de mayores movimientos migratorios en su historia con varios focos a lo largo de la región. La lista la encabeza Venezuela que según algunos cálculos este año podría llegar hasta los cinco millones de personas migrantes, obligados a huir del país que se encuentra en una situación delicada. Desde 2015 unos 3,3 millones de personas han abandonado el país de Nicolás Maduro –sin incluir los migrantes no registrados–. Si se cumple el pronóstico esos dos millones de personas de más que se espera salgan de Venezuela supone un mayor reto para la región, si cabe.
De cerca le sigue el drama que están viviendo los países del Triángulo Norte de Centroamérica –Guatemala, Honduras y El Salvador-, que se enfrentan una crisis migratoria «sin precedentes», según la secretaria de Seguridad Nacional de EEUU, responsable de la seguridad fronteriza, que recientemente instó a los gobiernos a trabajar juntos para asegurar una migración segura y legal.
Miles de migrantes de Centroamérica abandonan sus hogares cada año huyendo de la violencia de pandillas, la pobreza y el desempleo para buscar de una vida mejor. EEUU es uno de los destinos preferidos por aquellos latinoamericanos que se ven obligados a abandonar su país. La población de América Latina y el Caribe que vive en América del Norte ha aumentado de manera considerable a lo largo del tiempo: se calcula que ha pasado de 10 millones en 1990 hasta casi 25 millones en 2015, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Conocidas como las caravanas de migrantes, los centroamericanos que se dirigen a EEUU suponen un reto para los países de origen, tránsito y destino. Miles de personas –en su mayoría hondureños y salvadoreños– iniciaron a mediados de octubre de 2018 una caravana hacia EEUU, aduciendo que lo hacían por la falta de empleo y la inseguridad en su país. Le han seguido otras movilizaciones menores de manera irregular en el presente año.
Desde 2015 unos 3,3 millones de personas han abandonado Venezuela
A finales de marzo el presidente Donald Trump cumplió con la amenaza que había proferido durante meses y ordenó suspender todo tipo de asistencia a los países del Triángulo Norte. El Congreso estadounidense tendrá la última palabra ya que es quien tiene la competencia sobre el presupuesto de la ayuda exterior. Pase lo que pase, el deseo de Trump de construir un muro en la frontera sur de EEUU sigue intacta por lo que ha decidido llamar una crisis de seguridad nacional.
La presión de dichas caravanas repercute en México, país de tránsito, y más específicamente en la frontera con EEUU que no deja ser un quebradero constante. El mandatario estadounidense ha criticado en numerosas ocasiones a su vecino del sur por lo que, a su juicio, es una falta de acción ante las caravanas de migrantes que transitan su territorio rumbo a EEUU y procedentes de los países del Triángulo Norte. Es posible que el presidente Trump cierre pronto la frontera con México, otra reiterada amenaza.
La crisis sociopolítica de Nicaragua y la represión del Gobierno
Por último la crisis sociopolítica en Nicaragua y la represión gubernamental ha llevado a un incremento en el número de personas migrantes que abandonan el país y a que se disparen las solicitudes de asilo nicaragüenses en Costa Rica. Si la situación continúa una nueva crisis migratoria regional puede estar a la vuelta de la esquina.
En este contexto que vive la región, el ‘Pacto Mundial sobre Migración’ es la hoja de ruta para gobiernos a la hora de abordar la cuestión de la migración internacional. “Hoy en día, hay más de 258 millones de migrantes en todo el mundo que viven fuera de su país de nacimiento. Se espera que esta cifra crezca como resultado de una serie de factores que incluyen el crecimiento de la población en general, el aumento de la conectividad, el comercio, el aumento de la desigualdad, los desequilibrios demográficos y el cambio climático”, señala la ONU, principal impulsor del Pacto. Las migraciones es uno de los fenómenos de nuestro tiempo y hay consenso en que no se puede entender el desarrollo sostenible sin la migración y, además, la migración no se puede entender sin el paradigma del desarrollo sostenible.
«La conversación se centra hoy en las personas migrantes como agentes de desarrollo. Los flujos migratorios generan beneficios en el país de origen, tránsito y destino y debemos cooperar para una migración segura, ordenada y regular», declaraba el diplomático mexicano Fernando de la Mora, delegado de la Misión Permanente de México ante las Naciones Unidas y uno de los negociadores principales del Pacto Mundial sobre Migraciones, durante un debate organizado esta semana por la Secretaría General Iberoamericana (Segib) y el ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid.
Durante su intervención defendió la necesidad de un pacto mundial para abordar la migración y que lo importante es distanciarse de perjuicios y percepciones. «La ONU hasta el Pacto había dejado fuera de su discurso la migración hasta ahora», aseguró de la Mora celebrando que en diciembre de 2018 se aprobara el Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regular, el primer acuerdo global para ayudar a aprovechar los beneficios de la migración y proteger a los migrantes indocumentados, que consta de consta de 23 objetivos específicos.
«Hay que desmitificar la migración y combatir la retórica negativa hacia las personas migrantes y comprender la migración en todas sus dimensiones, como un fenómeno integral, en base a datos y evidencias», dijo el diplomático mexicano durante su presentación. «Un 85% de lo que gana un migrante permanece en el país de destino, mientras que el restante 15% constituyen las remesas, al contrario de lo que pueda pensar mucha gente», relató Fernando de la Mora. «Es más, al incorporarse al mercado laboral es cuando se da la cohesión social», añadió.
El Pacto de la ONU para ayudar a aprovechar los beneficios de la migración
El pacto es visto por muchos como un milagro y una de las (pocas) buenas noticias internacionales de 2018. Constituye un esfuerzo multilateral por construir una gobernanza alrededor del fenómeno de la migración, el primer acuerdo intergubernamental, negociado bajo el auspicio de las Naciones Unidas, cuyo objetivo es cubrir todas las dimensiones de la migración internacional de una manera completa y holística. Al no ser una convención no se firma el pacto, el país se compromete o no, y por ahora ha sido adoptado por más de 150 países. «¿Quién puede estar en contra, por ejemplo, de lineamientos que fortalecen la lucha contra el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas?», dijo la presidenta de la Asamblea General de la ONU, Maria Fernanda Espinosa, cuando se respaldó el Pacto.
Sobre la importancia de los distintos actores como motores de cambio habló Rebeca Grynspan, secretaria general de la Segib, al decir que «el primer Convenio Iberoamericano de Seguridad Social es un ejemplo de cooperación multilateral para reconocer cotizaciones de los migrantes en distintos países de la región». Destacó, además, el protagonismo que tuvo el asunto de la migración en la última Cumbre Iberoamericana. Durante su celebración los países presentes decidieron impulsar desde América Latina el pacto para avanzarla de forma compartida y solidaria.
Con el número de personas migrantes en América Latina creciendo a un ritmo constante, el cambio en el panorama internacional sobre el fenómeno presenta una oportunidad para los países de la región. El hecho de que la ‘Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible’ reconozca por primera vez la contribución de la migración al desarrollo sostenible, es el principal indicador de ello. Hasta 11 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) contienen metas e indicadores que son pertinentes para la migración o el desplazamiento por lo que la necesidad de acción es imperante.